miércoles, 2 de enero de 2013



Suave amanecer en el llano, donde  las mariposas monarcas sobrevuelan las flores.
Mis manos se deslizan por las ondulaciones caprichosas de la creación y su piel queman las yemas de mis dedos.
A lo lejos un Benteveo dice pitojuan,  canto elemental que nos llega por la brisa del alba.
Ella, me encandila con sus ojos verdes, que impregnan en mí un hechizo irresistible.
Y  así deseo su piel una y otra vez, como las rosas desean las refrescantes lluvias de verano.

Y el tiempo pasa…
Y el sol se oculta tras los maizales…
Mi  incredulidad me exaspera.
Sin entendimientos de porque ella está conmigo,
invoco a los dioses para una repuesta
Las señales son extrañas…
Una sonrisa, un beso, un te amo…

Suave anochecer en el llano
Las  luciérnagas sobrevuelan la flor…
Su piel aun queman las yemas de mis dedos...

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