Regalo de Dios.
Regalo de Dios, si me
habrás movido la cola para decirme te quiero.
Las lágrimas se
deslizan por mi cara, con un destello de muerte y dolor, que recorren mis venas y llegan a mi corazón, que
una vez fue esperanza de un amor que me
brindó un perrito que no era mío.
Una noche se fue.
Una tarde supe que no
me había despedido de él.
La frialdad de la
tecnología me muestra una foto en un teléfono que no es mío,un recuerdo que no podré
tener. Aun así, mi extraña tristeza, busca en rincones insospechados, para
obtener un recuerdo que no duela tanto
su partida.
¡Qué inexplicable
pasión tienen las tardes de agosto!
Dolor por un pequeño de
cuatro patas.
Un perrito que era
perrita, deja la alegría para dar aviso que entre lo absurdo y lo insignificante van
de la mano, hasta que alguien te mueve la cola para decirte “Te
quiero”.
A veces, sin darnos
cuenta, tenemos un Regalo de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario