miércoles, 2 de enero de 2013






Regalo de Dios.
Regalo de Dios, si me habrás movido la cola para decirme te quiero.
Las lágrimas se deslizan por mi cara, con un destello de muerte y dolor, que  recorren mis venas y llegan a mi corazón, que una vez fue esperanza de un amor que me brindó un perrito que no era mío.
Una noche se fue.
Una tarde supe que no me había despedido de él.
La frialdad de la tecnología me muestra una foto en un teléfono que no es mío,un recuerdo que no podré tener. Aun así, mi extraña tristeza, busca en rincones insospechados, para obtener un recuerdo que no duela tanto  su partida.
¡Qué inexplicable pasión tienen las tardes de agosto!
Dolor por un pequeño de cuatro patas.
Un perrito que era perrita, deja la alegría para dar aviso que entre lo absurdo y lo insignificante van de la mano, hasta que alguien te mueve la cola para decirte “Te quiero”.
A veces, sin darnos cuenta, tenemos un Regalo de Dios.


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