El, a veces, escribía
poemas sobre amores perdidos (aunque amó, nunca perdió)
El, a veces, escribía,
poemas para conquistar corazones (pero nunca había enamorado a uno)
Y él escribía…
Me gustaría tocar tus
labios y probar la dulzura de tu boca.
Y tú eres la culpable
de mis deseos y mi locura da amar…
Y aún sueño con tus
pechos peleándose con tus ojos negros profundos, en un onírico duelo,
para conquistar mis
hormonas y mi corazón.
Pero vuelvo a
despertar, vuelvo a la realidad…
¿Qué puedo esperar de
la vida?
¿Qué puedo esperar
del tiempo?
Nada, no espero nada,
sino estas aquí, a mí lado, para besarte, desearte, amarte y así
elevarnos a un paraíso
de amor, locura y de ensueños.
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